La Tragedia del Titanic

Héctor Velis-Meza, uno de sus autores, explica que el interés por esta desgracia se sigue manteniendo porque “el naufragio del Titanic es también uno de los últimos episodios de una época de esplendor y miserias, de un abismo entre la riqueza y la pobreza y de un presagio: que el mundo se precipitaba a una conflagración que cambiaría el mapa de Europa y de revoluciones que buscarían terminar con las desigualdades sociales. El Titanic, sin proponérselo, terminó siendo un prototipo a escala de las diferencias de clases, oportunidades, privilegios y privaciones que se acercaban a su fin”. Luego, agrega, que en este infortunio de estremecedoras proporciones “confluyeron naturalmente los factores que despiertan el interés de los públicos masivos, porque nunca y espontáneamente en un momento dado del pasado se habían juntado algunos de los hombres y mujeres más acaudalados del planeta, en la nave más opulenta y supuestamente segura que se hubiera podido concebir, para iniciar una travesía marítima de ensueño entre el Viejo y el Nuevo Mundo y nadie imaginó el horroroso fin que iban a tener”.